Come como si te quisieras
El día que añadí conciencia a lo que comía. Haz de la comida tu medicina
Con el sudor todavía fresco (ayer te contaba como comencé a moverme), descubrí que el cuerpo no es una gasolinera: no vale cualquier combustible. Aquel tipo que comía todo, a cualquier hora, acabó saltando al ayuno intermitente y llenando el plato de verduras de colores. No era postureo; era supervivencia.
La primera semana con comida “real” mi estómago protestó más que Twitter en día de polémica. Pero en pocos días se levantó la niebla mental y la báscula empezó a retroceder. Cada porción equilibrada susurraba lo mismo: puedo elegir sentirme bien.
Aprendí que la energía no viene de comer mucho, sino de comer mejor. Un aguacate en el desayuno mantuvo estable la gasolina interna, y las tostadas de mantequilla con mermelada dejaron de secuestrar mi apetito una hora después.
La cerveza se mudó al fin de semana; entre semana, agua, café y alguna infusión que no sabotea el sueño.
Mañana, cuando hablemos de respirar y no explotar, entenderás por qué la comida y la calma viajan en el mismo equipo.
Libros que alimentan tu cambio
“Hijos de la Adversidad”, Antonio Valenzuela.
Reivindica la hormesis: pequeños estresores ancestrales (frío, ayuno, movimiento) como medicina para las dolencias modernas y llave de una salud robusta. planetadelibros.com“La magia del ayuno intermitente”, Isabel Belaustegui Trias.
Guía clara y accesible que detalla quién se beneficia, cómo prepararse y las distintas variantes seguras para integrar el ayuno en la rutina diaria. La Vanguardia“La dieta de la longevidad”, Valter D. Longo.
Basado en décadas de investigación con centenarios, propone la Dieta de la Longevidad y el Fasting Mimicking Diet para añadir años de vida con energía y sin enfermedad.“Why We Eat (Too Much)”, Andrew Jenkinson. Desmonta el mito de “calorías dentro/calorías fuera” y revela cómo tu biología decide el apetito y el peso.
Sumérgete en cualquiera de ellos y verás que comer bien va más allá del plato: es entender tu máquina por dentro.
“Que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina.” — Hipócrates
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